
Saludos a tod@s los participantes,
La industria del transporte aéreo constituye un factor económico de primer orden, tanto por sus operaciones y cifras de empleo, como por su vinculación con otras industrias relacionadas –tales como el turismo y el transporte de carga, por citar algunas de ellas-. De hecho, hay pocas industrias a las que se les preste tanta atención desde el Gobierno y los medios de comunicación como a las compañías aéreas. Asimismo, el transporte aéreo es una pieza clave en el proceso de globalización que se está produciendo en muchas otras industrias. Los viajes en avión seguros y a bajo coste, han acortado desplazamientos que antes llevaban días a sólo unas horas, acelerando la expansión del comercio y la integración económica a nivel mundial.
Éste ha sido tradicionalmente, además, un sector muy dinámico que ha experimentado grandes cambios por factores políticos y económicos debidos, en algunos casos, a los procesos de desregularización y privatización y, en otras ocasiones, a innovaciones tecnológicas, como por ejemplo la aparición de los jets o, más recientemente, la adopción de Internet por parte de las líneas aéreas.
Pero durante los últimos años, al contrario de lo que ha ocurrido en otras industrias, la aeronáutica se ha caracterizado por un fuerte inmovilismo. Por ejemplo, si se observa el ránking europeo de compañías, resulta que las primeras de la lista son las mismas desde hace casi diez años. ¡Una década sin cambios! …. No creo que de otras industrias se pudiese decir algo así.
Y por si fuera poco, como muchos de vosotros habéis señalado, los últimos años han sido, sin duda, los peores para la industria del transporte aéreo. La crisis se alarga y el sector va teniendo que afrontar nuevos problemas que se suman a los anteriores, habiendo pasado de buscar la forma de sobrevivir en un entorno con menor demanda a buscar cómo sobrevivir a las inesperadas crisis que surgen por todos lados.
Pero ¿qué está pasando?
Ya de por sí, la industria aérea tiene peculiaridades muy propias en relación al manejo de una situación inesperada, entre las que destaca que es totalmente vulnerable a las crisis ‘per se’, pero no sólo es esto.
Estamos ante una conjunción de eventos. El más visible quizá es el aumento de los precios del combustible. Ninguna compañía puede escaparse del ‘factor Brent’. Este aumento sube los costes y reduce los beneficios.
El segundo elemento que influye en este sector, es que la crisis mundial reduce los viajes, sobre todo los de negocios: y a menor actividad empresarial, menos viajes. El sector aéreo es, como ya he comentado, uno de los que sufren cuando hay crisis, sus resultados son muy cíclicos.
Y el tercero, y creo que más importante evento, es la gran competencia que hay; podría hablarse incluso de una competencia perfecta, ya que es un sector que ofrece un servicio en el que es muy difícil diferenciarse y en el que es muy fácil para los potenciales clientes comparar precios. Como la competencia es alta, si uno decide subir los precios, se queda sin clientes. Así que es peor el remedio que la enfermedad.
Desde mi punto de vista, la crisis está demostrando las dificultades del transporte aéreo para adaptarse a los ciclos de la economía, y lo que se está poniendo en cuestión es el modelo organizativo. Lo que ocurre es que los modelos empresariales de las compañías aéreas, simplemente no funcionan cuando la demanda es débil.
Había un sector con un exceso de capacidad significativo y una estructura de altos costes sin cubrir durante años. Este modelo sólo funciona cuando los negocios van realmente bien. Pero cuando van mal, sea cual sea el motivo, las empresas entran en crisis.
Las medidas adoptadas hasta ahora se han cobrado un alto precio en puestos de trabajo y también están recortando costes de mantenimiento, pero nada de esto ha podido evitar que la mayoría de las líneas presenten pérdidas y algunos sonoros desplomes. Van a necesitar hacer mucho más que eso para poder sobrevivir en el mundo actual.
Uno de los problemas que sin duda dificulta cualquier cambio, es la regulación del sector por parte de los Gobiernos. En Europa, la desregulación del sector se hizo de forma parcial y no afectó a las infraestructuras. Así que las compañías compiten fuertemente entre sí, pero en un entorno tan regulado que impide el desarrollo del mercado. Las compañías tienen muy pocas posibilidades para elegir a los proveedores, son muy pocos los grandes constructores de aviones, y los aeropuertos y el control del tráfico aéreo, son situaciones de casi monopolio.
Incluso en el supuesto de que se superasen los retos inmediatos y la crisis económica, el sector no podrá afrontar el futuro si no acomete un verdadero cambio. Las compañías tendrán que seguir recortando costes, introducir nuevas fórmulas de comercialización, abordar los problemas de seguridad, establecer diferentes relaciones con los proveedores de otros servicios y lograr una mayor integración de las infraestructuras.
El sector no sólo atraviesa una crisis sino que está sufriendo una verdadera transformación. Esta situación implicará ‘un nuevo orden’ que ya empieza a percibirse. Estará conformado por aerolíneas más fuertes, eficientes y flexibles que puedan controlar sus costes sin perder un segmento de mercado. De momento, para superar las dificultades, las compañías ya están buscando alianzas y fusiones.
Muchas gracias. M. Luz