miércoles, 27 de enero de 2010

Un negocio espectacular...


Os reproduzco a continuación, mi reciente intervención en un Debate sobre Modelos de Innovación en Organizaciones.

Saludos a todos,

Muy interesante todo lo que se ha dicho acerca del Circo del Sol, comenzando por la propuesta de M. Paz, y siguiendo con las intervenciones de nuestros colegas Mirian, Carlos Adrián, hasta las más recientes de Cayetano y Javier. Desde mi punto de vista, el caso del Circo del Sol es una demostración empírica de que, en ocasiones, no se necesita una gran inversión en investigación y desarrollo para tener éxito. Las personas, sus ideas y emociones, son muchas veces el principal recurso empresarial.

La innovación, como ya hemos comentado a lo largo del Debate, se ha convertido en una de las piedras angulares del management en nuestros días. Todas las organizaciones, con independencia de su tamaño, asumen que en entornos de poca estabilidad, el fomento de la innovación es uno de los elementos fundamentales para destacar sobre el resto.

Los ejemplos más destacables de éxitos en la historia de los negocios, siempre han estado relacionados con la innovación. Entre ellos se encuentra el Circo del Sol, un negocio que rompió los paradigmas del circo tradicional incorporando música en directo, una gran calidad artística y un precio mucho más elevado. De esta forma, creó un nuevo mercado, hasta ese momento inexistente y sin competencia, que le ha permitido generar unos ingresos millonarios llevando al circo a un público que no era consumidor de ese tipo de espectáculo.

Tal y como ya se ha comentado a lo largo del Debate, a finales del siglo XX el circo agonizaba, sobreviviendo de feria en feria bajo la mirada crítica de los defensores de los animales, y el cada vez menor, interés de los niños. El atractivo de los espectáculos circenses perdía puestos y se veía incapaz de competir con las nuevas formas de ocio surgidas de la mano de las nuevas tecnologías.

En esta situación, el sentido común pedía a gritos salir corriendo del negocio y apuntarse a las nuevas tendencias, sin embargo, un saltimbanqui canadiense, Guy Laliberté, junto con otros artistas callejeros, revolucionaron el sector rompiendo con sus reglas tradicionales y creando un espectáculo que sedujo a personas de todas las edades. Así, en 1984 nacía el Circo del Sol.

Tradicionalmente, cuando un agente se plantea cambios en su forma de actuar, tiene que decidir entre aumentar el valor añadido para sus clientes con el consiguiente aumento de costes, o reducir los costes limitando así el valor añadido que ofrece a sus clientes. El Circo del Sol, sin embargo, optó por una opción radicalmente distinta: aumentó el valor añadido de la oferta al público y redujo los costes innecesarios de los espectáculos circenses.

El proceso de reducción de costes empezó eliminando los números con animales y todos los costes asociados a su cuidado, prescindió de las figuras ‘estrella’ que no podían competir con los ídolos del cine y del teatro, y finalmente, descartó los espectáculos simultáneos en varias pistas, que obligaban a los espectadores a mantener su atención en varios números a la vez.

Por otra parte, La mejora del valor añadido hacia los clientes, se basó en una ingeniosa fórmula que alineaba perfectamente cuatro variables estratégicas: la innovación, la utilidad, los precios y los costes.

En efecto, para diferenciarse de la competencia, el Circo del Sol optó por ofrecer un producto radicalmente distinto del ofrecido por la industria tradicional del circo. Así, Guy Laliberté y sus compañeros, con creatividad y falta de prejuicios, unieron teatro experimental, música, humor, acrobacias, danza y una imagen y formas diferentes. De esta forma, cautivaron a unos espectadores selectos dispuestos a pagar un precio más elevado que el de una entrada de circo tradicional.

El golpe de originalidad definitivo vino justo en el sentido contrario: mantener el distintivo típico de un circo tradicional y elevarlo a la categoría de símbolo de calidad y buen gusto. ¿De qué se trata? De la carpa, por supuesto. El Circo del Sol supo ver en la carpa un símbolo del atractivo emocional que la figura del circo tiene para la mayoría de la gente -suele traer recuerdos de magia, de niñez, de algo misterioso y divertido.

En definitiva, el Circo del Sol reúne muchas de las características propias de una estrategia innovadora: diferenciación de la competencia, oferta de nuevos productos, atracción de nuevos clientes, aportación de valor añadido, originalidad y creatividad.

Hoy, esta marca se ha convertido en sinónimo de calidad artística y estética que atrae a un público cada vez más amplio. Sesenta millones de espectadores, se dice. Un gran número de empleados de nacionalidades diferentes, recorre los cinco continentes y tiene decenas de imitadores. Pero el público sabe que Circo del Sol, sólo hay uno.

Muchas gracias. M. Luz

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